REHABILITACION DE MEMORIA DIFERIDA (ESTRUCTURAS PROFUNDAS)

PROYECTO DE REHABILITACIÓN CON ESTRUCTURAS ORGANIZATIVAS.







              1.    Desarrollar la memoria a través de estructuras de organización.








               1.  Que los participantes escuchen los cuentos dramatizados que representa
            el psicólogo.

2.    Que los participantes  representen  el cuento motoricamente.

3.    Que los participantes escuchen cuales son las estructuras de organización de una parte del cuento.

4.    Que los participantes digan cuales son las estructuras de organización de una parte del cuento.

5.    Que los participantes verbalicen  una parte del cuento, con pequeñas indicaciones del psicólogo.







Los principios metodológicos sobre los que está inspirado el proyecto son:

1.    Estructuras organizativas (pensamiento profundo, estructuras organizativas tipo II, etc.).

2.    Representación motórica de los textos.

3.    Entrada de los inputs a nivel visual y auditivo.

4.    Musicoterapia.

5.    El psicólogo debe de transmitir desenfado, alegria.






1.    En todos los proyectos hay un intento de motivar a las personas mayores a través  de la alegría, el desenfado etc. Es nuestra mejor herramienta para fomentar la atención. Por tanto, la primera actividad que debemos desarrollar  es fomentar la atención a través de producir la alegría. Los  textos de los cuentos, deben ser alegres, divertidos, para fomentar la atención. (relacionada con el primer objetivo específico).

2.    Todos los textos de los cuentos deben ser fácilmente representables motoricamente. Los cuentos deben de tener palabras fáciles de representar en movimientos. Es una faceta importante, ya que las personas mayores son fácilmente motivadas a través del ejercicio físico. (relacionada con el segundo objetivo específico).  

3.    El psicólogo representará motoricamente una escena del cuento, y comentará cual es la estructura de organización de la parte del cuento. Les hará pensar que gracias a la estructura de organización del cuento se puede memorizar mejor y mas fácilmente. Un ejemplo sencillo, es en el cuento del roble viejo, la estructuras de organización pueden ser de arriba abajo o bien  al revés de abajo a arriba. (relacionada con el tercer objetivo específico).


4.    Probablemente la actividad más importante del cuento es comprender la estructura de organización de una parte del cuento. El psicólogo  representará motoricamente   una escena del cuento, y preguntará al  grupo, cual es la estructura de organización de la escena del cuento. Para ello, las escenas deben de ser sencillas, amenas  y procuraran estimular la atención.( relacionada con el cuarto  objetivo del cuento).  

5.    Una vez que los sujetos  participantes han podido saber cual es la estructura organizativa de un cuento, la última fase es la verbalización de la escena del cuento. (fase relacionada con el quinto objetivo específico.)





Este proyecto  utiliza el proyecto de exploración neuropsicológica Barcelona. Concretamente el sub test de memoria de textos. Como es un tratamiento para válidos, únicamente vamos a coger puntuaciones de válidos. Aunque al tratamiento vayan personas de todo tipo.







































¿Queréis que  os cuente, una historia que me contaron, cuando yo era muy pequeño?
 Amanecía en el bosque. El sol iba estirando sus brazos poco a poco, e iba quitando de su lado, las nubes que no le dejaban ver el horizonte. 














                             (Sentido de la vista)
El sol iluminaba a las montañas, donde aún quedaba nieve de este invierno, a los árboles que acunaban a  










los  pájaros que allí dormían, a los animales que poco a poco iban  sacando sus orejitas de dentro de la ura,                         








a las aguas del río que transportaban las hojas de los árboles de un lado para otro del bosque.







                                  (Sentido del oído)
En el bosque se escuchaba el piar de los pájaros en el cielo, el suave murmullo de las hojas,



de los árboles y el cruak, cruak, cruak de las  ranas en algún estanque, pero de repente se escuchó un ruido que  estremeció a los animales en el bosque:







¿Qué pensáis que era?
De la espesura del bosque salió un animal, era grande, llamaban la atención sus cuernos altos que cuando caminaba  junto a los árboles, les hacían cosquillas;  unos ojos grandes, como dos faroles encendidos; un cuello gordo y alto como tronco de encina; un cuerpo grande y alargado  donde se veía una herida producida por un jabalí y unas patas delgadas y fuertes como ramas de fresno. 



El ciervo estaba herido, tenía ganas de comer y muchas ganas de dormir, pensó que los nogales le podrían cobijar entre sus ramas y le darían buenos frutos que comer y allí dirigió sus pasos: 
                                                

El ciervo, les dijo estas palabras:
“Buenos días señores nogales, soy un pobre ciervo herido. Con unos cuernos altos, que hacen cosquillas a los árboles cuando camino al lado de ellos; unos ojos como faroles encendidos para observar lo alto y lo grande que sois; un cuello gordo y alto para poder digerir las frutas apetitosas que tenéis y  unas patas fuertes para poder pisotear las hormigas y los gusanos que quieran subir  por vuestro tronco.  ¿Podríais darme algún fruto maduro que pueda comer? ¿Podría cobijarme debajo de vuestras hojas?”


¿Qué pensáis que contestaron los nogales?


“Todos nuestros frutos están reservados para los pájaros,  ellos nos despiertan por la mañana y nos hacen compañía durante toda la noche. ¡Buscar en otro sitio, no os podemos ayudar!”


El ciervo se puso triste,  bajó la cabeza, cerró los ojos, bajó la oreja derecha, la izquierda, y  poco a poco fue dejando caer su cuerpo, hasta que llegó al suelo; una vez en el suelo, estiro el brazo derecho, el brazo izquierdo, la pata trasera y la pata izquierda. Pero rápidamente pensó, que cerca del arroyuelo estaban las señoras encinas, ellas le podrían ayudar. Empezó a levantar la cabeza, abrir los ojos, a flexionar  el brazo derecho, el brazo izquierdo, la pata derecha, la pata izquierda, hasta que consiguió levantar su cuerpo completamente, y empezó a correr, hacia donde están las señoras encinas…



Una vez que llegó al  lugar donde están las encinas, les dijo estas palabras:
“Buenos días señoras encinas, soy un pobre ciervo herido. Con unos cuernos altos, que hacen cosquillas a los árboles cuando camino al lado de ellos; unos ojos como faroles encendidos para observar lo alto y lo grande que sois; un cuello gordo y alto para poder digerir las frutas apetitosas que tenéis y  unas patas fuertes para poder pisotear las hormigas y los gusanos que quieran subir  por vuestro tronco.  ¿Podríais darme algún fruto maduro que pueda comer? ¿Podría cobijarme debajo de vuestras hojas? “




¿Qué pensáis que contestaron las encinas?
“Todos nuestros frutos están reservados para los lirones, que nos dan calor durante la noche. ¡Buscar en otros sitio, no os podemos ayudar!”


El ciervo se puso triste,  bajó la cabeza, cerró los ojos, bajó la oreja derecha, la izquierda, y  poco a poco fue dejando caer su cuerpo, hasta que llegó al suelo; una vez en el suelo, estiro el brazo derecho, el brazo izquierdo, la pata derecha y la pata izquierda.
Llevaba algún tiempo tumbado en el suelo, cuando escuchó una voz que le decía:






¿Quién pensáis que era?
Era un roble viejo, que estaba en el borde de un camino, y le dijo estas palabras:
“Soy yo, el roble, el roble viejo. Mis ramas están casi desnudas, ya no vienen los pájaros a entretenerme con sus cantos; mi tronco es viejo, se mueve con el viento  y está lleno de agujeros, donde hacen sus casas las ardillas y los lirones y mis raíces ¡ah mis raíces!  Son lentas y perezosas, ya no son capaces de encontrar agua para  alimentarme. Sin embargo, con la llegada de la primavera, unas hojas verdes me han salido. ¡Alarga tu cuello y  cómetelas  todas!  y luego descansa, para que tu herida se cure.”

El ciervo una vez que  hubo comido y descansado, empezó a correr…





¿Sabéis donde fue?
El ciervo fue a un arroyuelo cercano, y metió la boca para recoger agua. Una vez que tenía la boca llena, corrió  sin cesar, hasta donde estaba él árbol viejo…


Una vez que llegó a donde estaba el roble viejo, vació el contenido de su boca en la tierra que rodeaba al roble. Esto lo hizo muchas veces y durante muchos días…
Con el calor de la primavera el árbol viejo se llenó de flores y de hojas tiernas. El roble viejo le dijo al ciervo:
“Antes de conocerte, mis  ramas estaban casi desnudas,  los pájaros no venían a entretenerme con sus cantos; mi tronco era viejo, se movía con el viento  y estaba lleno de agujeros, donde hacían sus casas las ardillas y los lirones y mis raíces ¡ah mis raíces!  eran lentas y perezosas, no eran  capaces de encontrar agua para  alimentarme. Ahora con el agua que me has traído: mis ramas están llenas de hojas, mi tronco está fijo en la tierra y  no se mueve  con el viento y mis raíces han aprendido a caminar y sacian mi sed de agua.


El ciervo le contestó:
“Antes de conocerte, mi cuerpo estaba herido, y tenía ganas de comer y dormir. Acudí a ver a  los árboles jóvenes, que sus copas estaban llenas de fruto y no me quisieron ayudar. Sin embargo tú, que tenías pocas hojas, me ayudaste. Por ese motivo, aunque seas viejo, me quedaré siempre contigo, porqué tienes buen corazón.







Amaneció  en el bosque.




Por aquel entonces, mientras una familia de  conejos, corría rápidamente hacia su ura, se escuchó un ruido de detrás de un árbol:












Algunos de los animales  del bosque, que escucharon la voz de Dº Julian, empezaron a llegar a donde estaba el pobre de D. Julian.

             ¿Os acordáis de algunos animales que escucharon la voz de Dº Julian?
                                ¡¡¡Os voy a dar una pista!!!
                
Los animales que acuden, aparecen de mayor  altura  a menor.

Algunos de los animales que  escucharon las voces de Dº Julian fueron:  Dª Juliana, la cabra montesa, Dª Alfonsa, la cigüeña, Dª María, la ardilla y  Dº Nicolás, el erizo.             


Dº Julian, viendo que había un grupo de animales que había acudido a ayudarle. Les dirigió estas palabras:

El grupo de animales se unieron, para decidir si ayudaban a Dº Julian.  El grupo decidió, al final de mucho hablar, que  ayudarían al “zorro bueno”. 
Fue la cabra cabresa la que se dirigió al “zorro bueno”, con las siguientes palabras:
*   Buenos días, zorro bueno. Tus voces de socorro se han escuchado en el bosque. (¿sabrías recordar en que zonas del bosque se escucharon sus voces?) y hemos venido para ayudarte (¿sabrías recordar que animales acudieron en su auxilio? ¿Qué podremos hacer por ti?

*   Estoy contento de que hayáis venido, para poder ayudarme. Necesito que tiréis una soga al pozo,  me agarraré fuertemente a ella y vosotros tirareis con fuerza  para sacarme de este pozo hondo.

Cuando los animales escucharon, que debían tirar con fuerza  de la soga, para sacar al zorro del hoyo, se miraron unos a otros con cara de extrañeza, y empezaron a mover la mano derecha de un lado para otro.  La primera en hablar fue Dª Juliana, la cabra montesa, y le dijo estas palabras:

*   Yo no puedo tirar de la soga. Tenga la  cabeza muy débil, y me dolería la cabeza.

Y la cabra montesa, se fue apartando del hoyo poco a poco, hasta que desapareció en la espesura del bosque, para no volverla a ver nunca más.
El segundo animal, en hablar al zorro, fue la cigüeña, le dijo estas palabras:

*    Yo no puedo tirar de la soga, tengo el pico muy frágil y me lo podría romper.

El tercer animal, en hablar al zorro, fue la ardilla, le dijo estas palabras:

*    Yo no puedo tirar de la soga, tengo las manos muy débiles y me las podría lastimar.

Y por último, se acercó el erizo, y dijo estas palabras, que no sorprendieron a nadie:

*    Yo no puedo tirar de la soga, tengo los pies, muy pequeños y me los podría estropear.


Todos  los animales, una vez que hubieron hablado al zorro, se alejaron poco a poco del hoyo, y no volvieron a aparecer nunca más.

El “zorro bueno” se quedó solo. Los que parecían sus “amigos”, pronto desaparecieron ante un mínimo problema. La negrura del pozo le pareció más negra  y la hondura del hoyo le pareció más profunda…

El “zorro bueno” estuvo tendido en el suelo del hoyo, sin tener fuerzas para levantarse debido al hambre, varios días. Un buen día, cuando pensaba que nadie le podría ayudar. Escuchó un ruido…


El “zorro bueno” se levantó rápidamente. Escuchó  un aleteo  de algún ave  que descendía del roble que crecía al borde del hoyo. El ruido se hacia cada vez más cercano. Pronto una sombra cruzó el hoyo y el ave se posó en el borde del hoyo. El “zorro bueno” miró al ave con extrañeza, no esperaba que nadie se acercara a hablar con él. Os voy a describir el ave, a ver si conseguís saber  de que ave, se trata:



Tanto “el zorro bueno” como  la  paloma quedaron de acuerdo. ¿Os acordáis que sitios del bosque va a   visitar la paloma, para ayudar al “zorro bueno”?. Os voy a ayudar, los sitios que va a visitar están colocados de arriba abajo.

Dª Nicolasa, empezó a cumplir lo prometido.
Por las mañanas, nada más que salía  el sol, Dª Nicolasa  volaba a lo más alto de las montañas, para pedir ayuda para su amigo. A las águilas estas palabras, les decía:



Nuestra protagonista se llama, Dª Nicolasa. 



Dª Nicolasa le habló al “zorro bueno” y estas palabras le dijo:





Tanto “el zorro bueno” como  la  paloma quedaron de acuerdo. ¿Os acordáis que sitios del bosque va a   visitar la paloma, para ayudar al “zorro bueno”?. Os voy a ayudar, los sitios que va a visitar están colocados de arriba abajo.

Dª Nicolasa, empezó a cumplir lo prometido.
Por las mañanas, nada más que salía  el sol, Dª Nicolasa  volaba a lo más alto de las montañas, para pedir ayuda para su amigo. A las águilas estas palabras, les decía:




Por las tardes, cuando los animales del bosque se aproximan a los arroyos a beber agua,  Dª Nicolasa  movía sus alas con dirección a la copa de algún árbol, con la intención de encontrar algún  halcón  que le diese algunos huesecillos que le sobraran, cuando lo encontraba, estas palabras le decía:




Y por la noche, cuando a penas podía extender sus alas, caminaba hasta el borde del hoyo, donde estaba su amigo el “zorro bueno” y esto le decía:

*    Buenas noches,  “zorro bueno”. Soy yo, la pequeña paloma. Después de volar tanto, tengo mis patas ateridas de frío, mis alas están cansadas de volar tan alto, mi pico está dolorido de traerte tantos huesecillos y mis ojos están   llorosos de dormir tan poco. Sin embargo, vengo a contarte un cuento para hacerte un poco de compañía.

Dª Nicolasa durante muchos, muchos días volaba en la mañana hacia las montañas más altas, por la tarde intentaba hablar con los halcones en las copas de los árboles y por las noches  se colocaba en el quicio del hoyo a esperar que se durmiera el “zorro bueno” mientras le contaba un cuento.





Las aves del bosque estuvieron esperando durante mucho tiempo que el sol despertase,  que las nubes  cerrasen sus puertas para que no cayese agua y que el viento dejase de columpiar a los árboles. Un día…  las aves se cansaron de esperar y en el cielo apareció una gran nube de aves. Las aves del bosque habían decidido no esperar más y querían volar  hacia otros lugares.

Dª Nicolasa se entristeció con la partida de sus amigas las aves. ¿Cómo iba a alimentar al “zorro bueno”? Dª Nicolasa, recorrió inútilmente todos los rincones del bosque, buscando inútilmente  algún huesecillo que llevar a la boca de su buen amigo el “zorro bueno”, pero todo intento fue inútil. No encontró a nadie que le pudiese ayudar.

Un día el “zorro bueno” muerto de hambre  la llamó y le dijo estas palabras:




La paloma, estuvo pensativa durante un corto periodo de tiempo, pero luego pensó que el “zorro bueno” no le podría hacer ningún mal. Y decidió entrar en el hoyo. Extendió sus alas y voló hacia donde estaba el zorro.
Cuando estuvieron en el hoyo, la paloma y el “zorro bueno” esto fue lo que pasó:


Dª Nicolasa pensó que el “zorro bueno” sería su amigo y extendió sus alas y bajó dentro del hoyo donde se encontraba  el “zorro bueno” . el “zorro bueno” se acercó a ella con mirada bondadosa  y cuando se encontraba muy, muy cerca de ella le dio un muerdo que casi se la comió entera.
El “zorro bueno  “después de haber comido se estiró a dormir placidamente, sin resquicio de problemas de conciencia. Casi estuvo dormido 1 día entero. Cuando despertó y fue consciente de su crimen, voceo lo siguiente:



Pronto el “zorro bueno” cayo en la cuenta que él mismo había comido al único amigo que tenía. Cayó en el suelo pataleando y diciendo ¡pobre de mi ! He comido al único amigo que tuve!

Un día el sol despertó, las nubes atemorizadas con sus rayos huyeron a otros lugares, las lluvias se cansaron de caer  y el viento  pidió perdón a los árboles por haberles asustado tanto. Fue entonces cuando las aves de las montañas y los halcones  de los árboles volvieron a sus casas. Pero el “zorro bueno” se dio cuenta que ya no tendría un amigo que pudiera a ir a pedir comida por él. Al poco tiempo, el “zorro bueno” se tumbó en el suelo para no volverse a levantar.






      Erase una vez, un pueblecito   que se  llama Algodre,
     
      todas las casas
de Algodre tienen una veleta que se mueve cuando sopla el viento, una ventana acristalada para saludar a los vecinos cuando pasan por la calle y una gatera en la puerta para que entre y salga el gato

Por donde crecen los álamos, y discurre el arroyuelo,  hay una casa diferente a las demás. La veleta ya no se mueve con el viento,        

por falta de que alguien la engrase, las ventanas no se han vuelto a abrir para saludar a los vecinos y desde hace mucho tiempo, ningún gato  ha vuelto a entrar por la gatera. Es la casa de Juana. Juana está en silla de ruedas

ella está siempre triste, y no tiene ganas de arreglar su casa ni de hablar con los vecinos.
Juana viste con un pañuelo negro en la cabeza, una toquilla gris que le cubre los hombros y una manta de cuadros rojos y blancos que coloca sobre las piernas.
La poca gente, que pasa por su puerta, dice que la han visto llorar. Unos la han visto llevarse las manos a los ojos, otros que se lleva las manos al corazón y otros que se lleva las manos a las piernas , diciendo:” ¡ que inútil me siento ¡ ¡ya no podré hacer nada ¡.
En el pueblo han terminado de hacer una residencia, y toda la gente de  Algodre, está invitada a la inauguración. Todos los habitantes se han puesto muy contentos con la invitación. Los habitantes de Algodre han decidido llevarles regalos. El alcalde, ha reunido a todos los habitantes de Algodre, para decidir los regalos que van a llevar a los abuelos. Después de mucho hablar, han decidido llevar tres regalos. Unos les llevaran arbolitos, para que les den sombra cuando crezcan; 

Otros van a regalarles rosales trepadores,  para que cuando crezcan tapicen las paredes con sus hojas y puedan disfrutar del olor de sus flores.



Y hay un grupo de vecinos, que les van a llevar flores, para que llenen el suelo de vivos colores y alegren a los abuelos  cuando salen a caminar por el jardín.


Una niña, de unos diez años, se da cuenta que en la reunión  no ha visto a  Juana, la busca entre todas las personas y no la encuentra…,  decide ir a buscarla… .  La niña atraviesa corriendo la alameda  ,








el puente de madera sobre el arroyo y a lo lejos vió la casa de la señora Juana. La niña se apresura a acercarse a la puerta y llama… , sin embargo la señora Juana no abrió la puerta. La niña impaciente por hablar con la señora Juana, volvió a llamar a la puerta… , pero , nadie abrió la puerta… se volvió a escuchar el mismo silencio que antes. La niña nerviosa, impaciente, voceó alrededor de toda la casa :
Señora Juana, señora Juana, ábrame la puerta, quiero que venga conmigo a una fiesta. La señora Juana, no quería abrir la puerta, pero por otra parte, quería hablar con la niña.
(la puerta se fue abriendo poco a poco,

-Hola María.
- Hola señora Juana. Me alegro de poderla verla otra vez, hacia mucho tiempo que no la veía.
- Es cierto María, ya hacia mucho tiempo, que no nos veíamos.
(las dos se funden en un abrazo cariñoso).
- Han hecho una residencia en el pueblo, y todos estamos invitados. Hemos decidido comprarles arbolillos, para que cuando crezcan, les den sombra.





 Rosales trepadores, para que en verano, las rosas desprendan buen olor  en el jardín 



 

y   flores de todos los colores, para que se alegren cuando las vean.






- Me alegro que estéis tan contentos, yo he perdido la alegría.
- Vente conmigo, nos reiremos juntos y pasaremos una buena tarde.
-  María no tengo ánimo de ir a fiestas.
- Señora Juana, vamos a ir juntas, les entregaremos los regalos y conoceremos como es la residencia.
   - María no tengo animo, desde que estoy en una silla de ruedas, me
     siento inútil,  ¡ ya ves como tengo la casa! … la 
     veleta  no ha  vuelto a funcionar












 
las ventanas no se han vuelto a abrir y por la gatera no ha vuelto a entrar ningún gato.
- Juana… , vente conmigo, nos reiremos juntas y pasaremos una tarde muy alegre. Volverás a ver la casa tan bonita como antes.
-  pero… ¡mírame como voy vestida ¡ llevo un  pañuelo negro en la cabeza, una toquilla gris que me  cubren los hombros y una manta de cuadros rojos y blancos que coloco sobre las piernas.
Juana… , vente conmigo, nos reiremos juntas y pasaremos una tarde muy alegre. Volverás a vestir tan guapa como antes.
- pero… ¡mírame como tengo los ojos¡ me paso el día llevando mis manos a los ojos, llorando; otras veces me las llevo al corazón, gimiendo y algunas veces a las piernas , lamentando el estar en la silla de ruedas.
- Juana… , vente conmigo, nos reiremos juntas y pasaremos una tarde muy alegre. No volverás a llorar, tu vida cambiará.

Juana , viendo el cariño que le tenía la niña , no pudo negarse mas tiempo…, la señora Juana abrazó a la niña y le agradeció lo mucho que la quería. La señora Juana acordó con María en ir juntas a la inauguración de la residencia.

     En el día de la inauguración, todo el pueblo estaba reunido en el
     jardín de la nueva residencia. El alcalde del
     pueblo hizo entrega a los residentes de
     arbolitos  para que cuando crecieran dieran
     sombra,




de rosales trepadores para que, en verano, llenen de buen olor el jardín de la residencia


y de flores de colores para que produzcan felicidad en los abuelos, cuando las vean  .




Juana se sintió triste al ver que todo el mundo había participado en la compra de regalos para los abuelos y ella no les había comprado nada.   Juana sintió que poco podía traerles y así se lo dijo a María.
- todos habéis participado en la compra de regalos, para los residentes, pero yo no tengo nada que regalarles.
- Ja, ja, ja, ¡pero Juana¡… tu eras la persona más alegre de todo el pueblo, seguro que puedes dar algo a las personas que van a vivir en esta residencia.
- Juana, pensó que era cierto, que antes era la persona más alegre del pueblo y que el haber caído en una silla de ruedas, la había cambiado totalmente. Juana pensó que algo que valoraba mucho era una sonrisa en la gente y se acercó a un abuelo y con gran esfuerzo desplegó una gran sonrisa.
El abuelo, dejó de mirar al arbolito , a los rosales trepadores y a las flores y se fijó totalmente en aquella cara , que se iluminaba como la mejor rosa. El abuelo le contestó con una sonrisa, esta no fue forzada, sino que le nacía de lo mas profundo de su corazón. Casi al instante, los dos se unían en un abrazo. Se volvieron a repetir las sonrisas y los deseos de bienestar y felicidad, nacieron de las bocas de los dos.
La señora Juana pensó que una sonrisa podía cambiar la vida de la gente. Dejó a un lado su pesimismo y se pasó toda la tarde con una sonrisa en su cara. La gente la saludaba y le preguntaba cual era su nombre. La señora Juana olvidó por un rato como había sido su vida en los últimos años, únicamente  vivía ese momento de forma satisfactoria.
Poco a poco la gente volvía a sus casas, en un rincón quedaron los regalos que la gente había comprado para los abuelos, pero ella llevaba en su corazón algo mas duradero, algo que le podía cambiar la vida.
La señora Juana  y María, atravesaron la alameda y el viejo puente de madera sobre el arroyuelo, al poco rato las dos empezaron a divisar la casa de Juana. Juana se extrañó del aspecto de la casa, aparecía abandonada, como sí nadie la pudiese cuidar. La señora Juana se quedó pensativa, y pensó que igual que la casa , ella también se había abandonado. Una vez en la casa, pensó que podía cambiar de vida, que con la sonrisa podía cambiar la vida de mucha gente mayor. 
A los pocos días, mandó que le arreglasen la veleta. Con un poco de viento, la veleta volvió a moverse al son del viento. Juana estaba contenta, viendo como su veleta, bailaba al son del viento. Al otro día, por la  mañana, abrió la ventana. El aire fresco le rozó en la cara, y dejó escapar una cancioncilla que aprendió de pequeña. Juana, pensó que había estado muy sola, y pensó que un gato podría utilizar la gatera que desde hacia mucho tiempo, no se utilizaba.
A los pocos días, su casa parecía otra, la veleta funcionaba, la ventana se había vuelto a abrir y había un gato que entraba y salía por la gatera. Juana decidió cambiar su ropa por otra más alegre, tiró su pañuelo negro, su toquilla y su manta a cuadros , y la cambió por otra más alegre, y a los pocos meses, sus ojos no volvieron a tener lagrimas, ni a sentir un malestar en el corazón, y sobre todo no volvió a tocar sus piernas , para quejarse sobre lo inútil que se sentía. Había descubierto, que la felicidad no depende de unas piernas, sino que la felicidad se lleva en el corazón, descubriendo la utilidad a los demás.

                                                     FIN.